domingo, 19 de octubre de 2008

Un poco de veneno

Hoy, este instante me siento, disculpa por el plagio, un poco apestado, y es que, como comenté en este blog apestoso, las veces en que me siento resentido contra el mundo, de las que finjo reírme, son más frecuentes de las que quiero admitir.

Hoy soy peor que de costumbre, aun más pequeño, no quiero ver el sol, no quiero que el planeta gire, ni que las aves vuelen, quiero que las estrellas se apaguen, que inicie la tercera guerra mundial, que el agua y los bosques se acaben, que las flores marchiten... Por ahí me escucho: "cuidado con lo que pides", hoy no importa.

¿Cómo no preguntarme que mierda anda mal conmigo? ¿De donde saco este condicionamiento? Sé bien lo que es, sé bien lo que siento, ésta angustia rastrera y miserable, de no poder ver lo afortunado que soy, de estar ciego, de necesitar que en una carta me digan que todo va a estar bien, que hay un camino que tengo que recorrer.

Y no estoy solo, tengo razones de sobra para seguir, que esperan para abrazarme, y así no tenga, o no quiera, igual tengo que seguir. Todo esto que me ampara, no es que hoy no importe, pido disculpas por eso. Aunque en mi mente egoísta crea que no podría ser peor, sé que de verdad lo sería sin su presencia.

Así que razón suficiente para buscar dentro de mi cosas que debo escribir. Me siento un poco mejor, como cuando intoxicado vomito para recuperarme... para luego intoxicarme más, ja...

martes, 7 de octubre de 2008

Lo que quiero

Ya me lo han dicho antes: "Haces lo que quieres". Parecería una estrategia adecuada, pero ya pasados casi 30 años he descubierto la falla. Todo corriera por cuenta propia si supiera bien que es lo que quiero. Cuando tomo un camino, me arrepiento por el que no seguí. Consecuencia inmediata es no siempre salir bien librado. Todo el tiempo ha sido así. Cargo cruces, pensando siempre que hubiese pasado de tomar la decisión en aquel tiempo incorrecta. Buscando respuestas al por qué encontré una posible, un recuerdo, que no es mío, más bien es de mis padres, seguramente está enterrado en mí, con otras cosas más.

Mi padre siempre gustó del esoterismo, del oráculo, de las profecías, él quería que mi nacimiento sea un día específico, un sábado 21 de junio. Hechos los estudios respectivos, la conclusión fue que ése era un buen inicio, me traería suerte, un buen camino, un buen comienzo, ademas de un signo zodiacal adecuado. El doctor Cepeda, encargado de atender a mi mamá, debía llegar al hospital del seguro aquel día elegido. Nunca llegó, el alumbramiento tuvo que postergarse, dos días...

A veces siento como si todo lo que hago se quedara a medias, como si toda mi vida vida fuera un "casi", como si nunca tomara el camino correcto. Mi padre nunca investigó acerca de la suerte que correría con ésta nueva fecha, con éste nuevo signo, éste nuevo comienzo. Yo siempre me pregunto que hubiese sucedido si hubiese nacido aquel día de buena suerte, como siempre me pregunto que hubiese sucedido de recorrer los caminos que he dejado ya.